
Cuando escribimos a mano sobre un papel estamos proyectando en él nuestra personalidad, que va inseparablemente unida a la escritura.
La grafología es considerada una prueba proyectiva, de carácter científico, mediante la que se puede valorar las diferentes facetas que integran tanto la inteligencia como las aptitudes, y por supuesto, la personalidad.
La grafología es a su vez arte y ciencia. Arte en lo descriptivo, en la redacción, en el matiz de su análisis. Ciencia porque es una de las diversas ramas que parten de la psicología experimental y descubre particularidades de la escritura personal e íntima.
No existen dos grafismos iguales, cada persona posee una escritura que jamás se confundirá con la de otra. Cada individuo gesticula a su manera y posee un timbre de voz que le es particular.
La escritura cambia según evoluciona la personalidad, siendo distinta en cada etapa del desarrollo como personas.
El conocimiento de la morfología de la escritura permite al grafólogo analizar los rasgos característicos de la escritura de cada persona. Estos son personales e irrepetibles.
Así entre las manifestaciones del hombre, es en la escritura donde se han encontrado las más ricas significaciones inconscientes, y este descubrimiento es el que más ha abierto el camino a la grafología.